lunes, 13 de julio de 2009

con rosa en nuestra noche infinita

al menos conseguimos saber que alcanzamos el infinito de dos.

nuestro infinito único al que ninguna otra parte afecta...

autosuficiente, sobrepasada su unidad, transmutado en el rigor de ambos,
de nuestras simples manos, de nuestros compartidos ojos,
de nuestro sueño de realidad sin renuncias.

conseguimos vivirlo y hacerlo eterno a su costa,
demostrarle que sólo en una noche como la nuestra
puede sentirse, reclamarse, mostrarse infinito para siempre

sin tiempos,
ya jamás nos harán falta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario